TESTIMONIO SOBRE LA SITUACION DE ECUADOR
Queridos amigos y amigas, muchas gracias a los que se han manifestado en relación con el terremoto del sábado pasado. Disculpen que no pueda responder a cada uno personalmente.
Hoy se cumplen 8 días desde aquello y lo ocurrido nos ha puesto desde entonces en una burbuja temporal. Acapara todos nuestro esfuerzo, energía, acciones, conversaciones, oraciones. Es terrible.
En Ecuador no solo ha temblado la tierra, sino toda la sociedad. La seguridad en el suelo que nos sustenta se ha evaporado y habrá que reconquistarla poco a poco. El miedo latente me parecía estos días comparable al que se tiene en Europa a tomar el tren o el metro después de un atentado. Solo que este enemigo no está circunscrito. Te puede atrapar en tu cama, en la ducha, en la capilla o cualquier otro momento. Las réplicas continúan, hemos tenido alrededor de 800, con el lote de miedo que trae cada una. Las Hijas de la Sabiduría de mi comunidad estamos lejos del epicentro, a unos 170 kilómetros, pero se notan las réplicas más fuertes. El terremoto se sintió aquí fuerte y largo aunque ni comparación con lo que vivieron en la zona de la costa. Todo el mundo está afectado. La gente en la costa vive con pánico y aquí nos auto tranquilizamos con la voz de los expertos que dicen que aunque las réplicas durarán todavía varias semanas ninguna superará al terremoto principal. Ahora cuando hay una réplica yo escucho cómo reaccionan los perros: ese día aullaron fuerte antes de que nosotras notáramos el seísmo. Ya se han llegado a646 fallecidos, 12.492 heridos atendidos y 26.091 albergados… Sin contar los que lo han perdido todo, los que no han podido enterrar ni velar a sus seres queridos porque han ido a fosas comunes, los que no los han encontrado porque siguen “desaparecidos”. Las secuelas psicológicas y espirituales no se pueden medir. Además de la carrera contrarreloj para salvar a gente enterrada y dar a los afectados las ayudas de urgencia ha habido también que consolar, enterrar, orar, escuchar… La imagen de Dios de muchos queda interrogada, resquebrajada…en otra fortificada… Hay que acompañar y eso estamos intentando hacer. Las personas en su desamparo se vuelven hacia nosotras religiosas, religiosos, sacerdotes y les ayudamos como podemos a releer, rezar, evacuar el miedo, encontrar sentido, canalizar la impotencia, clarificar para los que dudan, que Dios no está del lado del terremoto sino que nos convoca a aliviar este sufrimiento .. Un religioso amigo propuso hace unos días una oración en un parque de Manta y pronto se aglomeraron unas 300 personas católicas pero también evangélicas y de muchas pertenencias religiosas distintas… nos dicen ¡ayúdenos a rezar! No solo hay que reconstruir piedras sino también personas. Esa tarea nos va a llevar meses, años.
Lo bonito es la solidaridad que se ha despertado en el pueblo. Pero sabemos que, pasada la primera emoción eso pasará también. Y por eso la Iglesia, y particularmente por lo que mejor conozco, la vida religiosa, se está organizando para ayudar a medio y largo plazo. Hoy hemos vivido algo esperanzador: nos hemos reunido casi 100 representantes de Congregaciones religiosas para tomar decisiones coordinadas y ser más eficaces, y para ser en las acciones concretas que vamos a realiza juntos en estas circunstancias trágicas testigos del Resucitado al que hemos entregado nuestra vida.
Hay casos de ayuda heroica de algunas personas que han arriesgado su vida para salvar a otras o que han trabajado durante días para ello arriesgando su salud psíquica, y muchas otras acciones.. Y también hay corrupción, agresividad de los que no tienen cubiertas sus necesidades básicas y buscan como mantener a sus familias, violencia, promiscuidad en los “albergues” que producen violaciones, abusos; hay robos, niños solos, perdidos, huérfanos… Lo mejor y lo peor de la naturaleza humana que se abre paso en situación de crisis. Los frentes para actuar son muchos.
¡Habría tanto que contar! Esta semana los esfuerzos se han concentrado en recoger agua, alimentos, tiendas, medicamentos y otros artículos de primera necesidad y enviarlos con los militares ya que nos habían pedido que dejáramos actuar en los lugares afectados a los expertos ecuatorianos y de otros países que han venido a ayudar para el rescate de supervivientes y de los cuerpos de los fallecidos. Ahora que la fase de rescate ha terminado varias congregaciones nos hemos unido en varias acciones. Entre ellas el envío de “comunidades itinerantes” de apoyo para las poblaciones más afectadas donde no llega la ayuda o llega mal y para apoyar a religiosos/as y sacerdotes que viven allí y están agotados a todo nivel por su servicio al pueblo esta semana. Salen ya estos días y así iremos organizando los reemplazos durante el tiempo que sea necesario. ¡De la comunión nace la fuerza!
Hna Lourdes Alonso Vicente
Hijas de la Sabiduría
Ecuador.
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